
Con mirada federal el Gobierno comenzó a realizar una importante inversión en Museos y Sitios Turisticos en toda la provincia.-
El gobernador de la provincia, Ricardo Quintela, junto al Ministro de Turismo y Culturas, Gustavo Luna, la secretaria de Culturas Patricia Herrera, el Secretario de Turismo Jose Rosa y la subsecretaria de Patrimonio y Turismo Sustentable, Ana Mercado Luna realizaron un recorrido por lugares emblemáticos de la cuidad Capital, los mismos forman parte del patrimonio cultural de todas las riojanas y riojanos.
La Iglesia de Las Padercitas y el templete que resguarda las Ruinas de un viejo fuerte español, el Museo Inca Huasi y la Casa de la Cultura son los lugares donde se están realizando importantes trabajos para su recuperación y puesta en valor.
Es bueno destacar que nuestros museos son considerados entre los mas importantes en el contexto nacional, e incluso el Inca Huasi, uno de los mas importantes de sud america.-
El Plan Estratégico de Turismo Cultural, es una fuerte apuesta del gobierno provincial y está orientado a recuperar sitios turisticos y su patrimonio sostenible, busca identificar a través la Subsecretaría de Patrimonio los distintos lugares de la provincia y ponerlos en valor a través de las obras, servicio de atención al turista, señalética, capacitación del personal, etcétera”.
Muchos de estos lugares, se han deteriorado debido al paso del tiempo, pero ademas por la falta de inversion desde las areas competentes para preservarlos, muchos de ellos estan muy venidos a menos, y hasta olvidados por los gobiernos a lo largo de la historia, como por ejemplo La Estancia de Saladillo que sabemos lo que representa para nuestra historia, por lo que es bueno destacar la intervencion del gobierno actual.
Este ambicioso programa incluye intervenciones en toda la provincia, en Olta en Caminito, en Malanzán, Anajuacio la Casa de Facundo, en San Blas de Los Sauces en la obra de Hualco, en Arauco la recuperación de la histórica Capilla de Santa Teresita, en Vinchina la recuperacion del Museo Quillur Ñan, como asi tambien la reserva del Cerro del Toro en Villa Castelli y el importante tramo del Camino del Inca o Qhapaq Ñan, Parque de Dinosaurios y recuperacion del Rio Huaco en Sanagasta, entre otros.
Museo Inca Huasi
Datos Historicos
Hablar del Museo arqueológico Inca Huasi, nos lleva a destacar la historia de un monje franciscano, Fray Bernardino Gómez (1878 -1961) fue quien lo fundó el 19 de octubre de 1926, originalmente en un pequeño salon de la calle 25 de Mayo que hizo construir el fraile para sacar su colección arqueológica de la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís.
Bernardino Gómez, nacido en Cruz del Eje, provincia de Cordoba, llegó a La Rioja aquejado por su salud.

La formación bajo Zenón Bustos, quien tuviera predilección por la historia, parece haber sido un disparador en los intereses del padre Bernardino Gómez por la arqueología ya que otro pupilo de Bustos, el también franciscano Salvador Narváez hizo lo propio en Catamarca con el Museo Calchaquí. Ambos religiosos comenzarían una suerte de amistosa competencia en sus respectivas provincias, eventualmente colaborando e intercambiando piezas.
La comunidad Franciscana de La Rioja, no veia con buenos ojos la tarea del Fray Gomez, lo acusaban de abandonar mucho su vida religiosa para dedicarse a viajar en expediciones arqueologicas con especialistas y expertos en la materia. A Bernardino Gomez le debemos ademas el interes puesto sobre la investigación sobre los pueblos originarios en La Rioja; por que hasta ese momento toda la información se concentraba en hablar de las civilizaciones de Catamarca hacia el norte, dejando a nuestra provincia afuera de estas investigaciones a pesar de que el Qapac Ñan (el camino de los Incas) pasaba por la provincia y llegaba hasta Mendoza.
La creacion del Museo inició cuando la maestra de la Escuela Normal, Zoraida Torres, le acercó a Gómez piezas y materiales de una colección privada que tenían las maestras y que habían obtenido de viajes educativos con los alumnos.
Entonces, esta colección, más la suya podían formar un pequeño museo y así fue por un tiempo. Después las maestras reclamarían su parte y la llevarían, para la frustración de Gómez, al Museo Histórico (hoy remodelado como espacio cultural y sus piezas arqueológicas dejadas de lado).
Bernardino Gomez lejos de desmotivarse por esta accion, se propuso no bajar los brazos y comenzó una incanzable actividad por toda la provincia para recolectar piezas, colecciones privadas, aportes de baqueanos, mas las propias excavaciones que él mismo encararía. Entre sus inesperados colaboradores, Gómez se encontraría con la ayuda de una ciudadana estadounidense, Lynne Gilmore de Vallejo, esposa del Ing. Carlos Vallejo, quien alegremente acompañaría y financiaría muchas de estas expediciones.
El edificio que hoy aloja la colección comenzó a construirse en 1935 con el objetivo de ser una biblioteca en honor a Zenón Bustos, pero el creciente catálogo del Inca Huasi cambió los planes y cuando finalizaron las obras en 1948 ya estaba decidido que allí estaría el destino del museo. El Inca Huasi donde lo conocemos hoy abriría sus puertas al año 1949.
Cuenta con cuatro salas en las que se pueden apreciar las manifestaciones culturales de las poblaciones del Noroeste Argentino durante 10 mil años. Mas de 10.000 piezas entre las que se destacan elementos de piedra, cerámicos, óseos y metalúrgicos. Hay, además, una sección dedicada al Arte Religioso colonial y Biblioteca especializada.
Gómez seguiría al frente del museo hasta su muerte en 1961, saliendo al campo y visitando todos los rincones de la provincia que le permitieron sus fuerzas e intercambiando y combinando colecciones siempre que podía. Bajo su mano el museo se convirtió en una institución educativa como ninguna, recuperando la cultura de las civilizaciones que nos precedieron, sus tradiciones, costumbres y tecnologías.
Fray Nicolas Pugliese, el sucesor de Gomez.

Si Bernardino Gómez fue el incansable explorador, entonces fray Nicolás Pugliese, su sucesor al frente del Inca Huasi, fue el del férreo guardián. El hombre que llegaría a estar al frente del museo hasta los 101 años de edad, solía acompañar a Gómez en las agotadoras giras por el interior riojano cuando aún tenía el pelo rubio y frondoso, pero, como el mismo reconocería, ni con toda su juventud podía alcanzar el brío de fray Bernardino.
Pugliese fue muy astuto y dedicado guardián de la colección, logrando ganar para los franciscanos terrenos y promoviendo las visitas escolares y didácticas al museo.
En cuanto a la exposición de las piezas, el museo supo estar bastante desordenado durante la mayor parte de su existencia y se visitaba más como la casa de los recuerdos de un abuelo que una exhibición de museo moderno. Dos veces se replanteó la organización de lo expuesto durante Pugliese, la primera reforma llegó de la mano de Manuel Barrios, escultor quien trabaja en el museo desde hace 30 años y es el mayor conocedor de su historia. Luego, ya en el siglo XXI, expertos en museología dieron una verdadera limpieza de cara a la colección, guardando la mayor parte de la misma y estableciendo una temática por habitación.
Las Salas
La primera habitación del museo corresponde al período temprano o la cultura Condorhuasi que se desarrolló desde el 400 a. C. al 700 d. C., principalmente en el valle de Hualfín, en Catamarca y el norte y centro de La Rioja.
En la primera habitación se encuentran estatuillas, cerámicas y elementos de piedra y madera.
Se destaca la enorme presencia de cabezas de flechas de piedra que incluye una clavada en una vértebra humana, evidenciando su uso violento. También las pipas en que se fumaba ceremonialmente el chamico y la vilca, así como elementos nasales y cucharas para aspirar alucinógenos en rituales chamánicos.
La segunda habitación corresponde al período medio o de Aguada Hualfíl, Ambato y Aguada Portezuelo, entre el 600 y el 900 d.C., ubicándose dentro de las culturas del período agroalfarero o de Integración cultural en el noroeste argentino y es considerada como el momento culminante del arte precolombino de la región.
Aquí se aprecian figurines delicados y muy complejos en sus detalles, mostrando tocados elaborados en las cabezas. La alfarería muestra signos de bruñido y se aprecia la evidencia de urnas funerarias que guardaban las cenizas de los muertos y nos sus cuerpos como haría luego la cultura Sanagasta con los niños. En esta habitación también se puede ver el resto de un meteorito ferroso que fue desenterrado en Agua Blanca y donado al museo.
En una habitación aparte de la muestra pública, visto a través de rejas debido al robo de algunas de sus piezas, se puede ver un altar, completo con la mampostería que lo rodeaba. Extirpado de las ruinas de la iglesia de la Compañía de Jesús donde estuvo luego la casa de la moneda y hoy el Colegio Nacional Joaquín Víctor González (Los Jesuitas fueron expulsados y proscriptos por el rey de España en 1767), estuvo primero en la ermita de San Nicolás donde hoy se encuentra la escuela Pío XII hasta el terremoto de 1894 y se lo traslada eventualmente a la Iglesia Catedral. Sin embargo, como era un altar en honor a Ignacio de Loyola, finalmente se lo ofrecieron al Padre Gómez y se instaló en una habitación extra del museo. Está rodeado de esculturas de madera y figuras de santos de típico estilo cusqueño y del Alto Perú.
Finalmente, la tercera habitación corresponde al período tardío que va del 1100 d.C. a la conquista española. En este período destaca los metales para su uso suntuario y una muy interesante colección moldes para el fundido de metal, con fuelles y todo. Aquí también hay piezas que recuerdan los comienzos del museo, como las cámaras que utilizara Bernardino Gómez y Nicolás Pugliese a lo largo de casi 100 años de historia.